Un 29 de junio de 1884, nacía en La Coronada Antonio Grande Arias, pequeño campesino que se afilia al PSOE y funda, junto con otros vecinos, la agrupación del partido en La Coronada. El 21 de julio de 1936, tres días después de estallar la Guerra Civil, asume el cargo de alcalde de su pueblo, el cual detentaría hasta el 17 de febrero de 1937, un periodo de gran agitación.
Al comienzo de su mandato anuncia públicamente que «el que intente matar a alguien en este pueblo, antes tendrá que pasar por encima de mi cadáver» , palabras que inhibieron los ánimos más exaltados. Patrulla las calles junto al también socialista José López, con ánimo de evitar derramamiento de sangre, objetivo que logran. Debido a la necesidad de alimentos, requisa trigo a las familias que más tienen y a los latifundistas, y ordena molerlo y panificarlo en la fábrica local para general abastecimiento.
Siempre se mostró firme en sus decisiones, aunque no intransigente. Da asilo político a la muchedumbre de forasteros que lo solicita, sin preguntarles por su ideología. Las tareas de gobierno le impiden las profesionales del cultivo de la tierra, por lo que, aunque recibe un estipendio del ayuntamiento, se ve obligado a vender una parcela de su propiedad para afrontar las necesidades de su casa. Según familiares, no aceptó ningún regalo.
Su actuación se vio reforzada por la de los concejales y cargos políticos y administrativos que, en líneas generales, actuaron al unísono en aquellos tristes momentos. Tras la toma de La Coronada por el ejército franquista en julio del 38 permanece en el pueblo sin sufrir ninguna represalia especial. Grande Arias falleció en 1959 sabiéndose del bando vencido y orgulloso de su hacer político. El primer ayuntamiento democrático le dedicó una calle y posteriomente fue objeto de mención especial en el transcurso de un homenaje a los regidores locales de 1936-38 promovido por la asociación vecinal “Aldehuela”.
[Más información en pág. 202 del libro ‘La Coronada: personajes de su historia’].