No eran muy allá las relaciones entre el alcalde maurista de La Coronada de 1920-21 y el Sindicato Católico Agrario, liderado por el boticario Leopoldo Arroyo, a pesar de que ambos, alcalde y Sindicato, eran de corte derechista.
¿Obedecía el alcalde a algún grupo de presión no alineado con el sindicato?
Éste (el Sindicato) había crecido en número de afiliados, quizás porque defendía los arriendos colectivos de tierras y por la concesión de préstamos a bajo interés ofrecidos por la Caja Rural de Ahorros que el propio Sindicato había creado.
Y he aquí que los días 19 y 20 de enero-1921 la Federación provincial de la entidad sindical celebra Asamblea en Badajoz, y los representantes de La Coronada aprovechan para pedir a los congregados su solidaridad a fin de lograr el cese de hostilidades por parte de la alcaldía. La Asamblea hace suya la causa y nombra una comisión que solicita y celebra el mismo día 20 una entrevista con el Gobernador civil de la provincia para “protestar contra la conducta del alcalde de La Coronada, que hace objeto de injusta persecución al Sindicato de dicho pueblo”.
Integraban aquella comisión el Presidente y Vicepresidente de la Federación provincial y los representantes de La Coronada, que eran el Secretario Sr. Arroyo, el Vocal Julio Arias (tío Julio el barbero) y el párroco Abdón Martín. Tras la audiencia, el Gobernador cursa un oficio al Alcalde conminándole a un cambio de actitud.
La noticia fue difundida por varios periódicos, pero previamente había corrido como la pólvora por los mentideros del pueblo, por entonces muy sensibilizado en asuntos sociales y políticos. Contaban los ancianos que las alcaldadas contra el Sindicato cesaron ipso facto.